jueves, noviembre 09, 2006

Historias de las Elecciones en Estados Unidos: El Carnicero y la Cacería





En una muy peculiar campaña política (que probó ser decisiva para la mayoría demócrata en el senado) Jon Tester venció al tres-veces senador republicano Conrad Burns, obteniendo el alto curul de Montana, el estado del cielo grande y de las escopetas. Lo que resulta interesante de esta elección, es la riqueza casi cinematográfica de sus personajes. Por una parte, Jon Tester, un antiguo carnicero que perdió dos dedos de la mano izquierda ante el rebanador, quien, no obstante, sostiene que es un asiduo cazador (lo cual es verdaderamente importante para la aceptación del pueblo de Montana), en sus propias palabras:

"Soy la única persona en campaña que se ha ganado la vida con una pistola".

Tester se refiere al hecho de que no sólo destazaba los jugosos filetes (su padre también era carnicero) , sino, también, les daba el tiro de gracia a las bestias ( en la labor de un "custom butcher"). Incluso Tester aparece en un comercial con un rifle, junto a un hermoso weimaraner, esperando la llegada de una presa inivisible, en el amanecer, entre la hierba. Lo que le pareció completamente fraudulento a su rival, el cual filtro a la prensa el hecho escandaloso de que Tester no tenía licencia para cazar desde hace más de 12 años, iniciando una suerte de guerra sucia donde se emitían mensajes telefónicos anunciando la penosa falencia y resaltando la virtudes viriles de Burns, el cual es veterano de guerra. Otra de las tácticas de Burns fue burlarse del corte de pelo de Tester, (cabeza-de-navaja o erazorhead, especie de Chris Farley hardcore). Claro que hubiera sido políticamente incorrecto burlarse de su handicap manual o de sus 280 libras de jamón (un ataque riesgoso entre los amantes del emparillado). Aunque Burns se caracteriza precisamente por su longilengua (y ¿manolarga?), por ejemplo alguna vez dijo: "Es un reto infernal tener que lidiar con los negros en Washington" (Montana es un estado 95% raza blanca). La estrategia de Tester se vio esclarecida por el hecho de una supuesta corrupción de Burns, el cual figura en la lista de CREW (Ciudanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington) de los 20 miembros del congreso más corruptos; supuestamente recibió más de 150 mil dolares del convicto Abramoff, además de mandar alegremente a todo su staff al Supertazón. De esta forma Tester pudo capitalizar y pintar de azul el historicámente rojo gigante vacío del noroeste.

En la pelea por el escaño en la cámara de representantes de Montana, la ganadora Franke también tuvo que aclarar los alegatos que la acusaban de no ser una cazadora consumada (el oponente de Franke se dedica a la venta de artículos y viajes de cacería). En su caso presentó su licencia e informó al público que había colgado en la parilla de su "troka" la cuádruple cornamenta de un vendado que cazó hace unos años.

* * *

Por último -siguiendo el río orgiástico de la cacería- un despreocupado Dick Cheney, el cual no hace mucho le había disparado accidentalmente a un individuo con un rifle (inmaculado como una caricatura, como si fuera el conejo Bugs) no quizó cancelar su viaje anual de cacería en Wyoming, el cual curiosamente se cruzó con la caída de su partido en las elecciones del 7 de noviembre. Sería interesante preguntarle al vicepresidente qué tan afilada tuvo la mira en esta ocasión, cuántos antilopes, cuántos gansos?... para el eminente miembro de los "halcones grises", usando fallidamente su ausencia como estrategia electoral para mientras disfrutar de su pasatiempo favorito.

... Lo cual me recuerda un chiste de David Letterman, en una lista de las razones por las cuales renuncio el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, la #3: "porque trabajando con Dick Cheney no tiene sentido intentar ser la persona más maligna de la habitación¨.

Es un poco inquietante que estos individuos (Cheney, Rumsfeld, Bush etc.), de una gran reputación por su capacidad perversa, sean a la vez tan propensos al rídiculo y a la comedia involuntaria. Pero bueno, esto es algo de lo cual ya se jactaba el quizá no menos perverso Stanley Kubrick, en su clásica película Dr. Strangelove (O cómo aprendí a amar la bomba).

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy buena reseña...
Lo ridiculo es lo mas real de todo, siempre, bajo esos cielos gigantes.

gracias.