El 2006 esta próximo a terminar, y aún más cerca esta el fin de sexenio de un simpático y exitoso ranchero, que un día decidió ser presidente de México. Como recuerdo de su gobierno, entre otras huellas lamentables, Vicente Fox deja a un país donde, en lo que va del año, se cuentan más de dos mil asesinatos atribuidos al crimen organizado. Ayer 27 de noviembre, se registró oficialmente el número 2012, lo que resulta en un promedio de 6.09 muertes violentas al día, como consecuencia de conflictos entre organizaciones criminales. Lo anterior significa que aquellos que lean esta nota el día de mañana, deberán de agregar tres o cuatro muertos más al dato.
A estas cifras habría de añadirles todos los asesinatos que no pudieron registrarse, más aquellos que no entraron en la categoría de “atribuidos al crimen organizado” pero que si lo fueron. Como bonus sería interesante conocer cuantos de estos 2012 cadáveres extraviaron su cabeza. Hay que recordar que a mediados del año, ocupábamos el segundo lugar mundial en decapitaciones, únicamente después de Irak.
Con estas cifras, no podemos hacer menos que felicitar al señor Fox por su lúcido e inmáculo (bueno, con un poco de sangre) sexenio, y por este broche de oro estadístico con el que termina algo que jamás comenzó: su mandato.
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