lunes, noviembre 27, 2006

Naranja Mecánica: canción de cuna para los narcojuniors.




La semana pasada el diario mexicano La Jornada, publicó una nota titulada “Grupo de narcojuniors siembra el miedo entre indigentes de Culiacán”, en la cual se narran eventos escalofriantes y que reflejan una decadencia moral y social que resulta francamente preocupante. Resulta que desde hace un par de meses, en la capital sinaloense, se ha registrado a un grupo de entre diez y quince jóvenes, que se transportan en camionetas de lujo. El grupo ronda por las madrugadas en busca de indigentes, al encontrar a alguno dormido, lo rocían de gasolina para incendiarlo, juegan “tiro al blanco” con él, o bien lo asesinan golpeándolo con tubos y palos.

Desde septiembre pasado hasta la fecha, se han registrado cerca de treinta indigentes vapuleados, seis quemados vivos y al menos uno muerto a balazos en un juego de cacería. En respuesta las autoridades locales han afirmado desconocer el conflicto, además de minimizar su importancia. Por otro lado la prensa ha decidido no darle mayor cobertura a este siniestro fenómeno, alegando, y con razón, la alta peligrosidad que esta historia podría implicar para la integridad de sus reporteros. Lo cierto es que estamos frente a un macabro escenario, que rebasa ampliamente los estándares de agresividad incluso de las películas más violentas. Realmente parece que Alex de Large y sus secuaces de Naranja Mecánica, son unos chicos conservadores frente a los narcojuniors coahuilenses. A continuación un extracto del artículo de La Jornada donde se narra la muerte por quemaduras de un indigente:

Eran las 2:50 de la mañana del jueves 12 de octubre. Ignacio Franco dormía en una de las bancas de madera, ubicada en la esquina de Rafael Buelna y Presa Valsequillo, en el Parque Constitución, cuando un grupo de jóvenes lo despertó a patadas. Aún dormido sintió el frío líquido de la gasolina. No supo que era ni que pasaba. Enseguida los agresores le prendieron fuego con un cerillo. El indigente de 41 años de edad, corrió despavorido, gritando y revolcándose en el césped.

Echó a correr por Buelna y en el cruce con Venustiano Carranza fue interceptado por una patrulla de la Secretaría de Seguridad Pública de Culiacán y una ambulancia de la Cruz Roja... Ignacio fue trasladado al área de urgencias del hospital civil. Llegó conciente gritando “¡ayúdenme, me quemaron los juniors!” Personal del noscomio informó que el indigente insistía en acusar: “fueron ellos, llegaron en una Hummer”. Después de 39 horas de haber ingresado al hospital, murió”.

La pregunta queda al aire, si ni autoridades ni medios informativos quieren abordar el asunto, quién lo hará? Quién enfrentará este fenómeno que refleja el punto de mayor bajeza al que una sociedad puede aspirar, la perversión?

Busca el artículo completo en:
http://www.jornada.unam.mx/2006/11/23/index.php?section=estados&article=037n1est

1 comentario:

Anónimo dijo...

El país donde no pasa nada...
Todos ven, nadie dice o hace...
Y mientras algunos se cruzan de brazos, otros se aprovechan y empiezan a construir un reino...
Hasta donde llegarán?
Hasta donde aguantaremos?